Subir de Nivel




El motivo de esta entrada es poner un ejemplo de cómo de una manera sencilla , sin realizar costosas inversiones, se puede transformar un negocio y llevarlo al éxito.



El pasado fin de semana nos encontrábamos por el centro de Madrid y a la hora de comer decidimos entrar en el restaurante – Brasserie Trobador del Paseo de Recoletos 14.



Anteriormente este local estaba ocupado por una cafetería-restaurante de las de toda la vida, de las de larga barra y mesas al fondo , servicio tradicional y de las que suponemos no funcionaria mal sobre todo por su ubicación en una zona con abundancia de oficinas y muy cercana a una de las principales zonas comerciales de la ciudad.



Hace unos años el grupo catalán Chacheiro se hizo con el local y tras una reforma en la que no se invirtió demasiado dinero, pero si buenas intenciones y bastante imaginación, (algo habitual en la hostelería catalana que se cuida hasta en los locales mas modestos y que no se conforman con una barra y paredes de azulejos como parece costumbre en la capital) la vieja cafetería se ha transformado en un restaurante- cafetería de amplio horario donde realizar desde un simple desayuno a una cena en pareja, pasando por una comida de trabajo, con una relación calidad/precio más que aceptable y envuelto en un cierto aire de diseño, subiendo así, quizá no un piso, pero si un importante peldaño en la escala hostelera.



La iluminación se ha resuelto de forma sencilla y efectista mediante fluorescencias ocultas por difusores de tela en tono calido, consiguiéndose así una luz suave y agradable que unida a los tonos oscuros de la decoración proporcionan una atmosfera agradable e intimista para disfrutar de una comida o cena en compañía. Su Interiorismo con fuerte carácter escenografito, como los de los otros locales del grupo, está basado en la colocación de algún vistoso mural (aquí una grafica fotográfica en tonos rojos) y mobiliario de inspiración teatral. Todo ello sumado a la clientela que por su privilegiada situación el local atrae le dan una cierta vocación cosmopolita.



La carta sin ser nada especial, también sube un peldaño en lo que podríamos esperar de una antigua cafetería-restaurante. En su carta, de marcado acento mediterráneo, especialidades como la brocheta de rape y solomillo a la brasa o la hamburguesa de solomillo y filete de atún. Pero lo que mas sorprende son los menús, en los que por un precio mas que asequible, se da la posibilidad de, no como seria lo habitual elegir algún primero, segundo y postre con bebidas aparte, sino de degustar una selección de primeros, elegir un segundo y un postre de entre un surtido y acompañarlos del vino seleccionado por la casa, agua y una copa de cava para finalizar, todo incluido.



El servicio, es correcto, sin llegar a lo que cabria esperar de un buen restaurante, pero mas voluntarioso y agradable de lo que se suele encontrar en una cafetería.



En resumen, si la formula tradicional es la de menú diario con platos tradicionales y algún postre mas vino de la casa, aquí el éxito viene por haberla sabido dotar de valores añadidos, pequeños detalles, pero que marcan la diferencia: degustación de primeros, incluir las bebidas, ofrecer aperitivo y una copa de cava, todo ello bien presentado y atentamente servido en un marco mas que agradable. No parece que sea tan difícil diferenciarse y subir así algún peldaño que nos acerque al éxito en nuestro negocio.

Las imagenes que ilustran esta entrada no pertenecen a la citada brasserie sino al restaurante Morimoto en Nueva York diseñado por el arquitecto Japones Tadao Ando.

2 comentarios:

  1. Me lo apunto para mi próxima visita a la capital!
    Es lo que tú dices: a veces no es necesario gastarse un pastizal: con unas reformas necesarias, una buena dósis de imaginación y voluntad para reinventarse es suficiente.
    Dicen que en tiempos de crisis es como en la Prehistoria: sólo sobrevivieron aquellos que se adaptaron al medio. A ver si cuende el ejemplo y se extingue algún que otro dinosaurio para dar paso a las ganas y la innovación... Bss.

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  2. CaféOlé, no es espectacular, pero si bastante correcto y agradable para una comida o una cena en un buen ambiente y con buena relacion calidad/precio/servicio, eso si, procura reservar mesa porque suele estar lleno.

    Lo venimos diciendo a lo largo de varias entradas desde que abrimos el blog, "hay que cambiar para que nada cambie" y muchas veces esos cambios no tienen por que ser drasticos ni costosos. Pones un buen ejemplo, ni los dinasaurios pueden confiar en que nunca se extinguirán (y ojo, que no queremos decir que no haya que conservar las tradiciones o sitios tradicionales, pero, repitiendonos, cambiando para que todo siga)

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