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Mucho ha cambiado la Gran Vía desde sus orígenes, ya no es la de los cines, restaurantes y tiendas de renombre pero tras unos años en que sufrió el abandono y la degradación hoy vuelve a ser una arteria bulliciosa y cosmopolita, con gran tráfico peatonal y un tirón comercial que han sabido aprovechar las franquicias de comida rápida, las grandes superficies de ropa y las tiendas de souvenirs.