Desarrollo Grandes Almacenes Paris II




Tal como os comentamos en la anterior entrada continuamos con la evolución y desarrollo del Gran Almacen de Paris en el siglo XIX y como fue evolucionando.

La arquitectura del gran almacén viene determinado por los itinerarios de circulación de los diferentes elementos que intervienen en el proceso comercial: El cliente, el dependiente, el obrero, la mercancía entrante, la mercancía saliente... La arquitectura se adapta a la posibilidad de intercambio de relaciones entre estos elementos y como se idean óptimamente las diferentes soluciones.



La circulación de mercancías, no es, desde este punto de vista, menos importante que la de las personas. La mercancía recibida y la mercancía vendida pasan ambas por un proceso de elaboración en cadena. La mercancía recibida es en primer lugar registrada, envasada o desempaquetada, clasificada o expuesta. La mercancía vendida es facturada, embalada, diferenciada según su destino y enviada. Las entregas a domicilio y los envíos fuera de París constituyen un porcentaje muy elevado de las ventas.

La circulación de mercancías es la actividad forjadora del espacio de bastidores y del sótano, El interior del edificio lo constituyen sus calles –galerías-, y sus plazas –halls-. Dentro de esta estructura urbana interior, el movimiento de personas es a menudo circular, en torno al o los halls, y tanto en las plantas altas como en la baja, donde una adecuada posición de la gran escalera y de las cajas estimula la circularidad de los desplazamientos.



Un factor problemático en el diseño de la circulación del público es la posibilidad de que se den grandes afluencias. Curiosamente éstas son a veces toleradas, sobre todo a la entrada del edificio, donde, según Zola, van a situarse expresamente los productos en oferta. La multitud atrae a la multitud. El hall, momento de verticalidad y de luz en el recorrido del edificio, no sólo asegura la visión desde abajo hacia arriba, y el descubrimiento de la mercancía expuesta, sino también la visión desde arriba hacia abajo y el descubrimiento de la multitud desde fuera de ella. La clientela, en movimiento constante, acaba por ser incorporada a los fastos del comercio, formando parte, junto a la abundancia material y a la actividad general, de una atmósfera global de invitación al consumo .



La modernización interior del gran almacén lleva aparejada la reformulación de los dispositivos espaciales que posibilitan la actividad comercial, para adaptarlos a las nuevas variables del momento. Tres son los dispositivos espaciales más importantes: La galería, el hall y la sección o departamento. Para entender su génesis y evolución en el gran almacén moderno es necesario entender el proceso de crecimiento del mismo estudiando un caso hipotético. El gran almacén, comienza siendo una tienda pequeña que experimenta un crecimiento vertiginoso en esta época gracias a su adaptación a los sistemas modernos de venta, caracterizados principalmente por:
-Precio fijo, etiquetado, sin posibilidad de regateo.

-Pago al contado.

-Pequeño beneficio y venta masiva en lugar de gran beneficio y escasa venta.

-Flujo continuo de mercancía. Artículos señuelo a precios de pérdida, etc.



El enriquecido gerente del comercio de tejidos deviene así un magnate del negocio inmobiliario, desencadenando un proceso de crecimiento y de apropiación de suelo urbano que tiene sus ejemplos más consolidados (por tamaño, continuidad histórica e interés arquitectónico) en los casos del Bon Marché, el Louvre, el Printemps, la Belle Jardinière, la Samaritaine o las Galerías Lafayette.

A pesar de ser la esquina, por su mayor superficie de exposición al exterior, el lugar preferido por la actividad comercial, la ampliación de estas pequeñas tiendas originarias, no tan ricas en un primer momento, se hace allí donde el metro cuadrado de terreno es más barato, es decir, hacia el interior de la manzana. Esto produce a veces plantas con desarrollos en profundidad hacia el centro de la manzana y fachadas cortas, lo cual da lugar a configuraciones en corredor, lineales, funcionando como pasajes, que entran por una calle y salen por otra. Esta es la génesis de la utilización de la galería en el gran almacén primitivo.



En su conquista de la manzana, el gran almacén se encuentra con el patio central de manzana. Esta pieza se transforma, se cubre con material transparente y se abren al máximo los espacios interiores que dan a ella. Este es el origen del hall que resulta el momento culminante de la visita al edificio, tras el recorrido lineal de galerías que llevan hasta él. Cuando el edificio se ha hecho con todo el terreno disponible se reconstruye siguiendo las pautas propias de la época, e incluso si el crecimiento continua, como sucede en la mayoría de los casos, se da el salto a la manzana de al lado y se unen ambos edificios mediante un puente o un paso subterráneo.



La galería es un elemento lineal, de sección constante y normalmente simétrica, en el que la división del espacio es muy estricta. Una calle central, “pública”, zona del cliente es flanqueada por dos bandas laterales, zona del vendedor. Entre la zona del cliente y la del vendedor una barrera espacial: El mostrador, plano horizontal donde se produce la transacción. La mercancía queda perfectamente ordenada y clasificada en un plano vertical detrás del vendedor, que se convierte así en el mediador entre cliente y mercancía. La zona pública, espacio servido o zona del cliente se convierte así en una especie de boulevard interior donde se produce el encuentro social, normalmente bajo la luz cenital que cae desde los lucernarios que suelen coronar estos espacios.



En muchos casos a esta zona de la relación social se la da un porte espacial más noble, precisamente por eso mismo, y se la diferencia de las zonas laterales, quedando paradójicamente la actividad comercial, como si se tratase de una actividad más vulgar o grosera que la del encuentro social, en un segundo plano.

Conforme se hace más ancho, el boulevard central acoge una mesa longitudinal de exposición sobre la que se exponen tejidos que comienzan a salir de su rígida clasificación en las estanterías, para desplegarse y transformar el interior del almacén.



Esta mesa central de exposición acaba convirtiéndose en un tercer mostrador a dos caras donde, por no existir el plano vertical de clasificación, se ofrecen pequeños complementos como guantes, cintas, etc. Y en el que la relación entre cliente y dependiente se hace más directa.

De la galería vemos por tanto surgir un tipo especial de hall que llamamos hall-calle (por su uso distinguimos dos tipos de halls en el gran almacén: El hall-calle y el hall-plaza), pero en las distribuciones en galería nace también otro dispositivo espacial importante en el gran almacén como es el departamento o sección. Al principio la articulación interna del edificio se hace a base de galerías. mas tarde los elementos de clasificación, los mostradores, los muebles y objetos que llenan el espacio se han situado perpendicularmente a la dirección de recorrido del visitante, generándose pequeñas células habitables, en las que comprador y vendedor se relacionan sin ningún obstáculo entre ellos.



En cualquier caso el hall no es sólo una superficie de uso, sino un volumen de uso. Independientemente de las funciones técnicas que pueda tener (ventilación e iluminación del edificio) su importancia se la da su tridimensionalidad efectiva. La posibilidad que ofrece de comunicación visual directa entre las diferentes partes del edificio. Su carácter panóptico, su función como dispositivo de observación de la actividad del almacén .

Cuando el tipo arquitectónico se consolida, lo importante ya no es tanto el uso en planta del hall, sino en sección. Lo importante no es su suelo sino sus paredes . El volumen se hace más esbelto, hay una teatralización del espacio. El hall es el teatro del comercio.



Posteriormente, se impondrá la filosofía americana del gran almacén, según la cual la cifra de negocios es proporcional a los m² de la superficie de ventas, y esos halls desaparecerán en la mayoría de los casos bajo nuevos forjados. Ese momento viene a coincidir ya con el final del fenómeno, la posguerra y la aparición de otro concepto espacial diferente de gran almacén.

Las imagenes que ilustran esta entrada corresponden a Galerias Laffayet en Paris, con su gran Hall central, que quiso evocar Jean Nouvell en el edifico que creo para la firma en Berlin a traves de sus grandes conos.

2 comentarios:

  1. Estupenda este serie sobre los grandes almacenes. La próxima vez que entre en uno en París, será inevitable acordarme de lo aprendido ;-)
    Buen fin de semana!

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  2. mcarmen, la verdad es que viendolos dan ganas de salir corriendo de compras a Paris ya mismo ;-)y de paso pasar unos dias por paris que es estupendo.

    Saludos e igual para ti

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