Cuando preparábamos las entradas relacionadas con el Paraíso de las Damas y los orígenes de los grandes almacenes encontramos una documentación muy interesante sobre la arquitectura de estos edificios y el porqué de su forma. En su momento no la publicamos para no saturaros con el tema, pero ahora que vamos a estar unos días muy ocupados y sin tiempo para preparar nuevas entradas creemos que puede ser el momento oportuno para ello. Os la ofrecemos en dos entradas y esperamos que os resulte interesante o cuanto menos curiosa.
En la Europa del siglo XIX, el fenómeno de los grandes almacenes, cobra mayor importancia en París que en otras grandes capitales. Algunas especificidades del gran almacén parisino se hacen evidentes al insertar el fenómeno en el contexto de transformaciones urbanas en el que tiene lugar.
Las reformas de París, iniciadas bajo el mandato del barón Haussmann, prefecto de policía del emperador Napoleón III, sientan las bases teóricas y prácticas de lo que hoy conocemos como ciudad moderna.
Una de las características de la nueva metrópoli es la gran importancia que cobra el espacio público por la apertura de boulevards, plazas y grandes espacios, así como por la supresión o rectificación del trazado laberíntico medieval. El espacio público es cedido a la burguesía en detrimento de las clases más populares y de las actividades que éstas desarrollaban antes en la calle, entre otras la actividad comercial. El comercio urbano se aburguesa al abandonar calles y plazas y entra en edificios que va a hacer suyos dando lugar a todo un fenómeno arquitectónico: El desarrollo tipológico del gran almacén parisino.
En general, el gran almacén es una estructura empresarial y arquitectónica, resultante del desarrollo comercial generado por la industria textil, que surge en la gran ciudad europea y norteamericana a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX. Desde el punto de vista arquitectónico, el ejemplo parisino es especialmente importante por el número elevado de casos y por el interés de la arquitectura que produce. Los procesos evolutivos de índole espacial y distributiva son más ricos, y se dan con algunos años de adelanto con respecto a otras grandes capitales europeas.
El gran almacén que cuenta con mucha aceptación de la burguesía media y baja no es aceptado con igual talante entre la alta burguesía que siente repulsión a este curioso fenómeno de los grandes almacenes, por ser un sitio lleno de gente y con producto muy masificado y sigue siendo fiel a sus pequeños comerciantes, acostumbrados a sus gustos un poco pasados de moda, y cuyos locales ofrecían mayor intimidad y discreción.
Las consecuencias de las obras del barón Haussmann sobre la distribución de la actividad comercial en la ciudad hace que se sitúen y construyan nuevos almacenes que aumenta la competencia de los ya existentes y que perjudiquen a otros peor situados. Los almacenes del Louvre, inaugurados en 1855 con una situación optima entre el Louvre y las Tullerias van a perjudicar a sus vecinos, los almacenes de Gagne-Petit, Coin de Rue y Pauvre Diable..., que termina acaparando todo el grueso de la clientela del sector.
«Al final del Imperio, el lugar preferido para la construcción de grandes almacenes es el barrio de la Ópera, no lejos de donde se asientan las grandes compañías de seguros y bancos (...) De esta manera, sin disponer de un plan urbano bien definido, los grandes almacenes, como las grandes obras de Haussmann crearon el nuevo centro de la ciudad, acumulando allí población y contribuyendo enormemente a transformar los espacios de circulación en espacios de encuentro. (...) Es la influencia creciente del comercio la que determina la ubicación y los límites del nuevo centro a partir del cual se va a distribuir el resto de barrios de la capital»
El gran almacén parisino se convierte nada menos que en una especie de símbolo representativo de la nueva forma de la ciudad. En los últimos años del siglo XIX, los pequeños comerciantes organizan movilizaciones sociales violentas, culpando a los grandes almacenes del declive de sus negocios.
El pequeño comerciante es de esta forma víctima de una ideología ya presente en la obra de Emilio Zola, que hemos comentado El Paraíso de las Damas, según la cual el gran almacén destruye el pequeño comercio del barrio no es del todo cierto ya que los negocios adyacentes a ellos se benefician de la atracción que tienen los gran almacenes para seguir prosperando a su sombra.
De hecho, la disputa gran almacén-boutique que se producirá en París, sólo cobrará tintes dramáticos en las épocas de crisis general. En 1882, cuando Zola escribe El paraíso de las damas, el comercio entero de París es sacudido por la quiebra de la Union Générale. El gran almacén sirve entonces de cabeza de turco a los boutiquiers, pero ni él mismo consigue escapar de la crisis, como lo demuestra la historia del Bon Marché, que se ve obligado a suspender temporalmente sus créditos.»
«Los motivos del malestar que provocó los disturbios sociales promovidos por los pequeños comerciantes no están en el gran almacén, sino en el cambio de la geografía comercial urbana tras el impacto de la haussmannización.»
La aproximación que se hace a nivel popular entre la forma de la ciudad moderna y el gran almacén ofrece múltiples facetas. Los grandes almacenes, esos edificios «grandes como barrios, poblados como ciudades de provincias, hormigueros de actividad», dan cuenta de las dimensiones de la nueva ciudad moderna al ciudadano que los visita. En ellos es posible reconocer el mismo gigantismo que en la ciudad, el mismo lugar de encuentro de multitudes. El gran almacén es un microcosmos. Una población no escasa trabaja, vive en su interior e incluso recibe una formación. Todo un cuadro integral de vida, tanto para el cliente como para el empleado. Estos “habitantes” del gran almacén reciben del mismo todo lo que necesitan para vivir, incluso el espacio necesario para el ocio y la cultura. Lo que se persigue es el ideal de que ese habitante no tenga apenas necesidad de salir, precisamente lo que propone la urbe moderna al ciudadano: El sueño de la autosuficiencia.
En los grandes almacenes de Printemps, para hacer hincapié en la diversidad de sus departamentos, se les asimila a ciudades diferentes: «...en cada planta se abre una nueva ciudad. Tenemos la ciudad de las lanas, la ciudad de las sedas, la ciudad de la marroquinería...»
A la evolución que la actividad comercial sufre como fuerza urbana en el conjunto de la ciudad corresponde una transformación interna, una reorganización del espacio interior del almacén a escala estrictamente arquitectónica. Esta correspondencia vincula aun más si cabe la evolución de la ciudad y la del tipo arquitectónico del gran almacén parisino.
Las reformas de Haussmann provocan el desplazamiento de los grandes almacenes hacia los nuevos boulevards, espacios más abiertos y concurridos. Durante ese viaje se aprovecha para reformular el interior del edificio, atendiendo a conceptos nuevos sobre el significado de la mercancía en el comercio moderno y el lugar que ésta debe ocupar, transformando esa “ciudad medieval”, laberíntica y desordenada que parece ser el almacén antiguo, en la “ciudad moderna” que es el gran almacén. Si a la escala de la ciudad los comercios se reservan los mejores terrenos, saliendo de las sombrías calles secundarias a la luz de los boulevards, dentro del propio edificio, la lógica distributiva parece responder a la racionalización de los flujos, tanto de público como de mercancía y personal.
Datos extraidos y resumidos del articulo "Aspectos urbanos y arquitectónicos de los grandes almacenes de París: modernización del gran comercio urbano a partir de la primera mitad del siglo XIX " escrito por Rafael Serrano Saseta.
Las imagenes que ilustran esta entrada pertenecen a Galerias Lafayette en Berlin diseñado por Jean Nouvell en 1996, os complementamos la documentación de este edificio con el video adjunto.
Por lo que acabo de leer, la lucha pequeño comercio-gran almacén no es propia de nuestros días. Es una discusión que alguna vez he tenido, ya que tendemos a glorificar al pequeño comercio y demonizar al gran almacen sin tener en cuenta que ambos se retroalimentan en muchas ocasiones.
ResponderEliminarmcarmen, esa lucha es algo tan viejo como el propio comercio. Si se complementan y tienen productos diferenciados se benefician mutuamente. por otro lado lo que esta cerca del gran almacen le beneficia por el flujo de publico que este genera
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