Pero las cosas están cambiando y lo mismo que comentábamos en la entrada anterior para el pan esta sucediendo desde hace unos años con el chocolate.
"Las cosas claras y el chocolate espeso". El dicho, que por lo demás hace referencia a la necesidad de hablar claro, explica cómo se toma en España el alimento que en el siglo XVI trajeron de América los conquistadores españoles, y que ha sido siempre uno de los mayores placeres, a veces adicción, de la sociedad europea. Caliente y a la taza, se podría añadir, y acompañado de churros o porras en ocasiones, pero también en su versión bombón y otras variantes que ofrecen numerosas chocolaterías y bombonerías .
Una de las más típicas, en Madrid, si no la que más, es la Chocolatería de San Ginés. En el mismo estilo tradicional se encuentra Chocolatería Valor , que desde el año 1881 comercializa en sus cafeterías chocolates y bombones de elaboración propia, muy populares en todo el país.
En los últimos años han surgido en nuestras ciudades varias chocolaterías de corte más moderno, por las grandes ciudades, herederas de los nuevos tiempos en cuanto a interiorismo pero también en producto, que cada día incluyen nuevas variantes, como Cacao Sampaka con una sobria cafetería donde se sirven diversas variedades de chocolate a la taza, además de presentar una selecta tienda donde adquirir chocolates de Venezuela y Ecuador sin aditivo alguno. En la misma línea se presenta muchas otras entre ellas Ocumare Choc , tienda de bombones y tartas delicatessen con barra de degustación.
A la taza o en bombones, el gusto por el chocolate no tiene límites y sus formas y sabores se renuevan constantemente. En torno al él se ha desarrollado toda una nueva cultura que le ha hecho recuperar ese estatus de producto exquisito que ya gozaba en sus orígenes.
Como comentábamos en otra entrada, es la reinterpretación de la comercialización de otro producto de alimentación cotidiano como si de un articulo de lujo se tratara.
Como comentábamos en otra entrada, es la reinterpretación de la comercialización de otro producto de alimentación cotidiano como si de un articulo de lujo se tratara.
Las fotografías que acompañan esta entrada son de una de las mejores chocolaterías del mundo, Pierre Marcolini, con numerosas sucursales en varios países, con una muy recomendable página web
Argh! No me hagáis estas cosas, que uno es adicto al chocolate... Marcolini es muy bueno, aunque sus tiendas se multiplican demasiado ys e está industrializando. Yo soy fans de l'artisan du chocolat en Londres, (Lower Solane Street y tabién en Borough Market). Pero no le hago ascos a un KitKat, todo lo contrario.
ResponderEliminarLos adictos somos legion... si apetece que llegue el invierno es por merendarse un buen chocolate calentito...mmmm, y como todo lo bueno, o es pecado o engorda.
ResponderEliminarA los clientes les decimos que se admiten cajas de bonbones pero nada...
Yo siempre tengo en mi casa cacao de Cacao Sampaka para hacerme un buen chocolate caliente en invierno. Es mi único vicio confesable.....
ResponderEliminar¿O debo decir tenía porque me he puesto a regimen? :(
A nosotros nos encantan los chocolates frios que sirven en verano y para el invierno un buen chocolate azteca (con especias).
ResponderEliminarEn cuanto a lo del regimen, un buen chocolate bien vale un ratito de ejercicio o un largo paseo (que bien puede ser la ida y vuelta hasta el local).
Un saludo