Chocolaterías Valor



No hace mucho hablábamos sobre la empresa La Mexicana y las oportunidades de negocio perdidas y de cómo una empresa como esta, que ha sido un referente en nuestro país en el sector del café, no ha sabido o no ha querido evolucionar su modelo de negocio,
encontrándose hoy en día con que la competencia llegada del exterior le esta haciendo mermar cada vez mas su cuota de negocio.

Pues bien, otro ejemplo de empresa similar que también creemos hubiera podido tener un gran potencial si hubiera sabido adaptarse a los nuevos tiempos es Chocolaterías Valor. En este caso si tuvieron la visión de diversificar el negocio mediante la apertura de locales para degustar su producto, pero una imagen desfasada y el problema de la expansión por el sistema de franquicias no le ha proporcionado el éxito que debería tener a estas alturas.


Curiosamente a pesar de que la introducción de este producto de origen mesoamericano en España y posteriormente en Europa comienza con la colonización española, no son los chocolates españoles los mas conocidos y reconocidos del mundo, llevándose ese honor otros países europeos y sobre todo Suiza.

La historia del chocolate en España parte del siglo XVI, cuando los españoles conocieron el cacao mesoamericano al comenzar la colonización de América. Tras la Conquista de México, el cacao viaja como mercancía en barco desde un puerto de Nueva España, rumbo a las costas españolas.


La introducción de este ingrediente en las costumbres culinarias españolas fue ciertamente inmediato, comparado con la de otros ingredientes traídos de América, y su popularidad y aceptación en todos los estamentos de la sociedad española alcanzó niveles muy elevados ya a finales del siglo XVI. Desde sus comienzos, el chocolate fue considerado por los españoles como una bebida y permaneció en ese concepto hasta principios del siglo XX.

Durante cerca de cien años, desde su aparición en los puertos de Andalucía, el chocolate se popularizó como bebida en España. En este periodo el furor por el chocolate hacía que fuese servido en forma de bebida en la Corte, mientras que la fórmula era desconocida en el resto del continente. Posteriormente, el chocolate se difundió desde España al resto de Europa, y los países que primero lo adoptaron fueron Italia, y después Francia.


De esta forma, el chocolate logró convertirse en un símbolo nacional. En España el chocolate era considerado exclusivamente como una bebida reconfortante y apenas era empleado en otros aspectos culinarios, existiendo raras excepciones de platos clásicos españoles donde el cacao entre como ingrediente. Tras la Guerra Civil Española la costumbre fue decayendo poco a poco a favor del consumo de café.

A medida que la fórmula del chocolate se divulgaba por toda Europa, las técnicas de elaboración inicialmente ideadas por reposteros españoles recibieron el impacto de las nuevas posibilidades técnicas ofrecidas por la potente maquinaria de la Revolución Industrial. Dichas máquinas irían sustituyendo poco a poco los procesos manuales y los aparatos a tracción por animales. En 1828, en los Países Bajos, se investigó intensamente la composición del cacao hasta hacer posible extraer de la pasta las materias grasas del cacao, de forma controlada. Estas mejoras aumentaban la calidad del chocolate sustancialmente y facilitaban el control de texturas. Todos estos avances tecnológicos fueron la semilla de las grandes casas chocolateras europeas: Kholer, Tobler, Suchard, Lindt y Nestlé.


El chocolate surge como bebida de culto en los populares cafés de tertulia, que empezaban a florecer en las ciudades españolas a partir de las antiguas posadas. Los primeros establecimientos especializados en servir el chocolate fueron las chocolaterías, que comenzaron a hacer acto de presencia en las grandes ciudades a partir de finales del siglo XVIII.

Un siglo después (1881) en Villajoyosa, Alicante, surge una pequeña fabrica de este producto de la mano de D. Valeriano López Lloret, y el nombre de la empresa se debe a que él era conocido como Sr. Valor.


Esta empresa se convierte en “xocolater”, artesano que arrendaba sus servicios a las familias valencianas que lo requerían, para realizar en sus propias casas, onzas, libras y chocolate a la taza.

Más tarde se decidió a fabricar chocolate en su casa y posteriormente se instala en La Ermita de San Antonio, un pequeño caserío a cuatro kilómetros de Villajoyosa. Es en estos momentos cuando se empieza a crear, siempre en el círculo familiar, un chocolate con nombre propio.


Desde 1916 comienzan tímidamente a evolucionar los procesos en la fabricación y distribución del chocolate. primero con la introducción de motores diesel para las maquinas, mas tarde con la llegada de la electricidad supone un gran avance hasta la paralización durante la guerra civil.

En 1939 retoma su actividad, aunque los medios son escasos y las materias primas insuficientes. A este periodo le siguen dos décadas de crisis económica y autarquía en España .


En los años 60, Valor da un giro a su actividad y comienza a trazar las líneas de lo que será Chocolates Valor del futuro. Los planes de desarrollo y estabilización revierten positivamente en el sector industrial y del turismo y con ello, la industria chocolatera y el chocolate ocupan una nueva posición en el mercado de bienes de consumo.

A finales de la década de los 60, Valor da el último viraje a su actividad y adopta como bandera y misión la política de CALIDAD. Ello supone una nueva manera de concebir la producción del chocolate mediante el rechazo del uso de las grasas vegetales.


En los años 80 ven claro que tienen que acercar el producto al consumidor y es en 1984 cuando abren su primera chocolatería Esta fue el germen de la primera franquicia, que se crearía en el año 1993.Desde entonces y hasta ahora han llegado a 30 el número total de franquicias repartidas por toda la geografía.

Aunque los productos valor tienen gran aceptación y popularidad en el mercado, no gozan del prestigio de otros tanto de fabricación nacional como internacional. En cuanto a sus establecimientos de degustación, las también populares Chocolaterías Valor, ocurre lo mismo, si bien tienen una buena aceptación entre el publico, no tienen el “tirón” de otras mas castizas y tradicionales ni la seducción de las mas modernas, nacidas de un nuevo concepto y cultura del chocolate.


Prueba de que algo falla en sus establecimientos es que sus chocolaterías sólo suponen el 10 % de la facturación total de la empresa después de 20 años de la primera apertura.

Las imágenes que ilustran esta entrada corresponden al Oliver Brown Chocolate Cafe por Morris Selvatico, Chatswood – Sydney.

1 comentarios:

  1. Pues yo no conozco una chocolateria que tenga mas gente que las de Valor.

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