Salirse de la Franquicia



Las franquicias pueden llegar a ser un gran negocio tanto para la enseña como para el franquiciado. Sin embargo hay veces que bien ausencia de beneficios o por incumplimiento del contrato por alguna de las partes, la situación se hace insostenible y se plantea la ruptura de la relación entre ambos.


La teoría es que cuando se firma un contrato hay que cumplirlo, pero en la práctica no es así, y cuando un franquiciado quiere abandonar la franquicia es por algún motivo y lo mejor para ambas partes en estos casos es llegar a un acuerdo. En esas circunstancias, se impone el “divorcio contractual” y conviene saber qué opciones hay y que se puede hacer para no perder la inversión realizada.


Ante dicha salida hay dos opciones, una es la de cerrar el local sin más y si no se ha amortizado la inversión darla por perdida, otra sería la de plantearse la continuidad del negocio en solitario. Y sobre estos últimos vamos a reflexionar hoy.

Nosotros tenemos que reconocer que no somos muy partidarios de las franquicias. Son una forma de crecimiento rápido, sin demasiados costos, pero peligroso para la marca, pues al no gestionar está directamente cada local se pueden producir errores en alguno de ellos que repercuten en la propia marca y ensombrecen la labor del resto de franquiciados. Lo que si tenemos claro es que para que una franquicia funcione tiene que estar basada en un producto y un concepto claro y diferenciador.


Por otro lado, los márgenes con que se mueve el franquiciador son demasiado justos y en cuanto las cosas no salen medianamente bien, el que sale perdiendo es él.

Normalmente y como es lógico los franquiciadores antes de entrar en la franquicia lo pintan todo muy bonito, pero en muchos casos lamentablemente, una vez conseguido el franquiciado, se despreocupan de él, y no era así como éste pensaba que iban a funcionar las cosas. Otras veces es el propio franquiciado quien no tiene mucha preocupación por el negocio, se trata solo de una inversión de la que espera una rentabilidad relativamente fácil y coloca al frente a alguien no cualificado para el reto que esto supone.


Ante un panorama poco alentador muchos franquiciados se plantean la aventura en solitario, también en ocasiones porque muchos creen saberlo ya todo y que va a ser fácil, sin darse cuenta que el valor añadido que ofrece una marca cuesta mucho trabajo conseguirlo por cuenta propia y no se hace de la noche a la mañana.


¿Quién nos asegura que vendiendo un producto similar, en un entorno parecido, pero sin el valor añadido de la marca nos va a ir mejor? Muchos franquiciados creen que el desembolso que supone pertenecer a la franquicia, junto con el precio de compra del producto para su venta es lo que hace lastra sus ganancias. Así que una vez abandonan la franquicia lo que suelen hacer es mantener precios, comprar productos a menor coste ( y normalmente de menor calidad) y relajarse en las rígidas normas de funcionamiento a las que les sometía la franquicia que y les incomodaban.

Por regla general el resultado al cabo del tiempo no es bueno y al final se ven abocados al cierre. Porque lo fundamental en una franquicia aparte de todo lo que corresponde a imagen, comunicación, etc. en la mayoría de los casos es el producto, que no nos olvidemos es la pieza fundamental de cualquier negocio.


Esta entrada viene al caso por nuestra experiencia como clientes de una franquicia cercana dedicada al mundo de la panadería – pastelería. En una ubicación aceptable aunque no buena y en un espacio escaso para el producto que venden, pero coqueto y con una imagen ya conocida, mientras el negocio el negocio pertenecía a la franquicia era constante la entrada de gente, pero ahora y tras un año perteneciendo a la misma han decidido salirse, y tras darle un leve lavado de cara a la imagen, lo suficiente para que no sea la misma pero no para que sea nueva y no sea reconocible la anterior. Venden un producto similar pero sin la calidad del anterior, a unos precios similares y sin el valor añadido de la marca. Al principio el público ha continuado acudiendo por costumbre y pagando el sobrecoste que tenía la marca, pero cuando se va dando cuenta de que el nuevo producto no lo vale (el público no es tonto) el resultado es que cada vez se ven menos clientes que van a comprar al establecimiento y como no pongan remedio y de forma contundente, al final prevemos que tendrán que cerrar.


Moraleja- Cuidado con ciertas medidas económicas para aumentar márgenes en los productos, en la situación económica en que estamos, el público mira mucho el dinero que gasta y puede pagar más por algo cundo encuentra que lo merece o como en nuestra entrada anterior se lo presentas en una forma excepcional, pero sin mas no lo hace.

Las imágenes que acompañan la entrada pertenecen a la heladería Flavaboom, una de las franquicias en el área del helado de yogur que están proliferando hoy día .

5 comentarios:

  1. me ha encantado conocer tu blog, ideal post!
    tiene buena pinta el lugar

    besitos!

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  2. Tere,

    Muchas gracias y bienvenida. Esperamos tque te animes a dejar mas comentarios en sucesivas entradas.

    Un saludo,

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  3. soy franquisiada d una tintoreria y la verdad con los gastos del royalty se me hace muy complicado y aparte hay un abandono total por parte de la franquicia, quisiera romper relacion con ellos y seguir por mi cuenta, seria posible?

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    Respuestas
    1. Anonimo todo es posible, pon el caso en manos de un abogado y si esta especializado en est tipo de negocios mejor

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