Mirando Atrás - Premios Anuales al Mejor Comercio Barcelona Años 1902 -1930 - Epilogo



No podíamos dar por acabado el repaso que hemos realizado en las últimas semanas sobre los premios al mejor comercio de Barcelona sin hacer mención a un documento encontrado en la red realizado por Maria Ojuel Solsona, titulado EL CONCURS MUNICIPAL D’ARQUITECTURA I DECORACIÓ DE BARCELONA
(1899-1930) en el cual hace un análisis de los premios que se concedieron tanto en la categoría de Edificios como de locales comerciales, vamos a repasar, lo que comenta de estos últimos.


Un capítulo aparte merece el premio a la categoría del local comercial, que evidencia la importancia que adquieren estos establecimientos, de carácter comercial o lúdico, en la vida económica y social de la ciudad, y de la necesidad de sus propietarios de atraer la atención de los clientes ofreciendo espacios cómodos, lujosos, acogedores y singulares. Aquí el jurado que es el mismo que juzga el mejor edificio-se declara menos estricto que en el caso de la categoría de edificios, sabedor del carácter efímero que, desgraciadamente, tiene este tipo de local, donde el diseño de los interiores y los escaparates está más sometido a las modas.


Entre los locales premiados encontramos una larga lista de establecimientos de restauración y ocio (bares, cines, restaurantes ...), pero también de venta, despacho, laboratorio, taller y almacén de productos (joyerías, farmacias, tiendas de objetos artísticos, sanitarios, alimentación ...). Igualmente se incluye un nuevo concepto de local comercial más allá de la «tienda», los grandes almacenes, donde se vendía una amplia gama de productos, y con un concepto comercial diferente. De esta tipología, serán premiados Los Almacenes Damians (1915) y Can Jorba (1926), en este caso en la categoría de mejor edificio. Un caso en parte es la parada del mercado de Sant Antoni, premiada en 1909, muestra viviente de cierta arquitectura mobiliar característica de la época, como los quioscos de bebidas.


Buena parte de los locales premiados se sitúan en las arterias comerciales por excelencia de la urbe: el Paseo de Gracia, la calle Pelayo, la Plaza de Cataluña, el Portal del Ángel, las Ramblas y la calle Ferran. En esta modalidad del premio se tienen en cuenta sobre todo tres "ismos": el “façadisme”, el escaparatismo y el interiorismo, que incluye la distribución de los espacios interiores, el amueblamiento y la decoración. Muchos de estos locales, como los negocios de restauración, forman parte de la historia del ocio en la ciudad, especialmente en la segunda y tercera décadas del siglo: una decoración original e innovadora formaba parte de la estrategia e imagen comerciales. De ahí que los empresarios no dudan en contratar los servicios de profesionales y artistas reconocidos.


A diferencia de lo que observamos en relación a la categoría de edificios, aquí constatamos que la lista de locales premiados en la primera época recoge buena parte de los mejores establecimientos modernistas. Parecería, pues, que el modernismo que no es asumido en el caso de los edificios, es tolerado por lo que a los locales comerciales y lúdicos, en una visión aún ecléctica que asocia determinados estilos a ciertas funciones: de la misma manera que los estilos medievales se preferían para las iglesias y el clasicismo para edificios civiles, el modernismo como proyecto decorativo asociaba a menudo el ocio. Igualmente, coexiste con un gusto más clásico que hace retrasar la llegada de estilos renovadores como el déco. La trayectoria de los establecimientos premiados también nos permite observar la evolución de los gustos hasta el bienio 1929-1930, donde son galardonadas dos tiendas de diseño racionalista.


En varias ocasiones el jurado critica la falta de armonía de conjunto, por culpa de una ornamentación acumulativa. No es el caso de la Fonda de España, afortunadamente conservada, de la que el jurado destacó la sensación de conjunto del trabajo de los diferentes artistas y artesanos, bajo la dirección de Domènech i Montaner. No olvidemos que es la época dorada de los talleres y empresas de vidrieras, orfebrería, cerámica o ebanistería, que recuperan técnicas tradicionales se adaptan a una demanda creciente y unos procedimientos de producción y comercialización modernos. En cambio, hacia el final se toleran los sucedáneos, es decir, el uso de revestimientos que imitan materiales caros y la mixtificación de materiales diversos, así como la profusión decorativa que daba a los locales una apariencia escenográfica. No en vano uno de los tándems de decoradores más solicitado fue Miguel Moragas y Salvador Alarma, dos artistas procedentes del mundo de la escenografía teatral.


Otras veces, los arquitectos hacían la labor de proyectistas y decoradores y, en ocasiones, el mismo propietario-que a la vez era artista o tenía colaboraciones de otros profesionales (mueblistas o interioristas).


Según hemos encontrado alguna imagen o información adicional a las entradas que hemos realizado a hemos actualizado la correspondiente entrada y seguiremos haciendolo sie encontramos o nos enviais mas información en un futuro. Os hacemos un resumen de las entregas y los enlaces correspondientes

Años 1902 - 1903
Años 1904 - 1906
Años 1907 – 1910
Años 1911 – 1913
Años 1914 - 1916
Años 1917 – 1925
Años 1926 - 1930


Hemos ilustrado esta entrada con fotografías de un par de establecimientos realizados en aquellos años y se conservan aunque sea una parte como es la Farmacia El Carmen en la calle El Carme 84 Barcelona de 1914, atribuida a Josep Puig i Cadafalch (a escasos metros de El Indio que hablamos en otra entrada) que en el años 77 su dueño cambio el mobiliario interior por uno “vulgar” de la época.


El otro establecimiento es la Farmacia Doctor Palomas (después Farmacia Viladot) (1907) en Ronda Sant Pere, 40 Barcelona. Abierta el año 1907 por el doctor Palomas, cambió su nombre posteriormente (Viladot-Laboratorio). El diseño del proyecto fue de Fèlix Cardellach i Alivès. Las pinturas del techo, hoy desaparecidas, eran de Eusebi Esquirós y los mosaicos son de Lluís Brú y sustituyen desde 1934 unos vitrales modernistas del propio Cardellach. Hoy en dia y como cosa curiosa es una tienda de ropa que ha conservado su interiorismo muy acertadamente a pesar del cambio de actividad.

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