Lo hemos comentamos en varias entradas anteriores lo glocal es la tendencia que triunfa en estos momentos, se vuelve a la autenticidad y los orígenes y a un interés estético inusitado por lo acogedor, lo rural y lo ‘vintage’, pero dándoles un aire global.
“Pensar globalmente y actuar localmente”, lo Glocal constituye una oportunidad para revalorar la dimensión local. Probablemente gran parte de los problemas futuros de la humanidad tendrán como fondo la confrontación entre los intereses globales y los locales, y es muy probable, como ya se nota,
que lo local constituya el origen básico para moldear cualquier dimensión superior. Por lo pronto, ha sido reconocido en muchos foros internacionales, que sólo la acción local concordada es la que permitirá atender y solucionar los principales problemas que afligen al mundo, como la contaminación, el cambio climático, la permanencia de la pobreza, los conflictos culturales, entre muchos otros.
En lo que se refiere al interiorismo y el comercio hemos notado que en la diferenciación que requiere este sector para que te identifiquen y funcione se esta huyendo de lo global y nos estamos acercando a cosas mucho mas cercanas, pero con pretensiones de llegar a un mundo global, por ejemplo en interiorismo después de una época marcada por un minimalismo que podía estar realizado en cualquier país y en todos funcionaba mas o menos igual (globalización) como reacción estamos volviendo a las reminiscencias locales, al gusto por lo tradicional, por todo aquello que refleje el estilo de vida de cada ciudad o país en sus establecimientos. Así nos encontramos con un auge de establecimientos que intentan recuperar espacios y enseres de otra época combinados con elementos actuales y tecnológicos.
Por otro lado, quizá una de las declaraciones mas acertadas sobre este tema se la oímos hace no muchas fechas a la arquitecta Benedetta Tagliabue, viuda de Enric Miralles, quien con refiriéndose a su diseño del Pabellón de España para la Expo de Shangay decía que pretendían hacer con artesanía algo innovador, huir un poco de lo excesivamente industrializado, en palabras textuales decía “allí he aprendido a pensar en la artesanía, en lo que está atrás, como vía de futuro. Los oficios artesanos, lo que hacemos con las manos, es una base compartida muy extendida por el mundo. Lo extraño es que no explotemos ese idioma común”.
Algo así recogíamos en la entrada que titulábamos “Industrial pero artesano”.
Tratar de fabricar productos duraderos, sensuales, útiles y con una vigencia superior a una temporada no puede ser un límite para un diseñador. Todo lo contrario: debería de convertirse en su reto mayor.
Esto nos recuerda el movimiento artístico que surge en Gran Bretaña a finales del siglo XIX y primeros del XX en plena revolución industrial y los productos realizados en serie surge el Arts & Crafts, productos casi únicos hechos a mano. Eso si, los precios y los costes nunca pueden ser los mismos, quizá esto es lo que diferencie a lo que hoy entendemos como lujo en un futuro.
Mientras preparaba esta entrada y a propósito de todo esto he recordado que hace poco tiempo me acerque con un familiar a una tienda de venta de ropa al por mayor para pequeños establecimientos y ellos están muy sensibilizados por el daño que les están haciendo las tiendas textiles orientales a su mercado. El vendedor nos repitió hasta la saciedad, que lo que diferenciaba su producto eran una serie de detalles, autóctonos y artesanales (bordados, remates. etc.) que no se podían encontrar en los productos que ofrecen esas tiendas.
Benedetta Tagliabue comentaba una experiencia que tuvo mientras se construia el pabellón en Shangai que no nos resistimos en compartir con vosotros y que nos da algunas pautas para competir contra ese mercado.
"El arquitecto del pabellón de China tenía valores y defendía conceptos muy diferentes de los que nos interesan a nosotros. Por ejemplo, hizo en Nanjing un edificio conmemorativo de la masacre de ciudadanos chinos a manos de japoneses. Para comunicar ese dolor decidió copiar el Museo Judío de Daniel Libeskind. Era algo descarado. Cuando lo mostraba y lo explicaba yo no daba crédito. Pero lo curioso es que él era el primero en explicar que era así. Pedí que me tradujeran lo que decía y su discurso fue: “Me he informado en el mundo y he visto que en Berlín había un edificio muy apreciado por los ciudadanos capaz de transmitir el dolor. Como era el mismo tema he decidido copiar ese modelo”. Eso lo explicaba el arquitecto. Con toda naturalidad. Para ellos, si un modelo vale, lo lógico es copiarlo. Ellos tienen este sentido de la copia y la originalidad radicalmente distinto al nuestro. No digo que no sea más sincera su actitud. Pero para los arquitectos extranjeros es chocante que en un país y en pleno siglo XXI se aplauda la copia directa”.
Este comentarios referente al mundo de la arquiatectura queda refrendado por otros escritos por Carlos Barrabés en su cuenta de Twitter durante alguno de sus viajes a Shangay , ambos coincidían en lo mismo refiriéndose a otros ámbitos, decía Barrabés “esa industria no da valor a la creación, crear les parece inútil, pues se va a copiar al momento de conocerse”.
Tagliabúe nos ponía un ejemplo claro, incomprensible para nosotros pero muy lógico para ellos, por lo menos de momento, porque los mas jóvenes ya protestan por la destrucción que se esta llevando a cabo en su país con las viviendas tradicionales y piensan como ella que con la tradición se podría hacer algo innovador.
Las imagenes que ilustran esta entrada corresponden al Mercado de Santa Caterina en Barcelona diseñado por el estudio Miralles-Tagliabue . con el uso de materiales muy tradicionales de nuestro pais como es la ceramica empleados de una forma novedosa gracias a la tecnología actual.
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