Flexible y Camaleónico




Todos los que nos dedicamos a profesiones de un modo u otro creativas nos enfrentamos a un reto fundamental en nuestro trabajo: que nuestras ideas “encajen” con lo que el cliente quiere. Que solucionen sus problemas, cumplan sus requisitos y le “gusten”.




Aquí deberíamos hacer una distinción entre dos tipos de clientes: Aquellos que llegan con una mente muy abierta, sin demasiadas ideas preconcebidas, a los que se suele plantear la solución y esta es bien acogida sin grandes modificaciones y esos otros que ya llegan con una serie de ideas establecidas de lo que quieren que sea su diseño, y que dependiendo de la amplitud de miras que tengan y de muchos racionamientos van a admitir mas o menos la propuesta. En ocasiones con estos últimos aunque se les intente razonar y convencer en la seguridad de que nuestra solución es la más adecuada, no queda otra que acceder y realizar concesiones.


La mayoría de las ocasiones suelen ser en detalles sin demasiada importancia, pero en otras son cambios que afectan profundamente al diseño. Y tenemos que aceptar de mala gana porque tenemos que vivir y nuestro trabajo es ese. Solo profesionales muy reputados pueden permitirse rechazar proyectos o elegir clientes, y eso en las épocas de bonanza, y ahora no es el caso...

Además, contamos con el hándicap de que en profesiones como la nuestra todo el mundo se cree entendido y cualificado para opinar. Así, muchas veces nuestra misión acaba por ser la de pulir la idea del cliente para obtener la mejor versión posible y que esta resulte ejecutable y adecuada a su función. En eso consiste a veces nuestro trabajo y ello nos obliga a ser como camaleones y adaptarnos a lo que el cliente quiere (que para eso paga).


Coincidiendo con esta reflexión leíamos un interesante articulo dentro de la sección de psicología del suplemento dominical de El País titulado La estrategia del Camaleón, en el que se desarrolla el concepto de la capacidad de adaptación del ser humano como herramienta esencial para dar lo mejor de si mismo en cualquier situación.

Entre otras cosas interesantes destacamos :

En nuestra sociedad el adjetivo “camaleónico” tiene connotaciones negativas, ya que entienden que un sujeto que se adapta rápidamente al medio tiene que ser por fuerza engañoso, inmoral, arribista…


El psicólogo Walter Riso lo explica así en su manual El arte de ser flexible: “Es una virtud que define un estilo de vida y permite a las personas adaptarse mejor a las presiones del medio. Una mente abierta tiene más probabilidades de generar cambios constructivos que redunden en una mejor calidad de vida y en la capacidad de afrontar situaciones difíciles. Una mentalidad rígida no solo es más propensa a sufrir todo tipo de trastornos psicológicos y emocionales, sino que además afectará negativamente al entorno en el que se mueve”.

La necesidad de adaptarse es especialmente clave en el mundo empresarial de hoy. Lo que ha sucedido en Asia y en los países emergentes es muy paradigmático en este sentido. Mientras Occidente analizaba el cambio en sesudas escuelas de negocios, ellos lo estaban creando con una agilidad y capacidad de adaptación fulminante.
“Debemos mantener un cierto compromiso con las decisiones, pero hay que ser flexible con el enfoque” (Tony Robbins)



Hay dos maneras de interactuar positivamente con el cambio. Una de ellas es, en esencia, estar atento a lo que sucede y sumarnos a la corriente. La otra, más difícil, pero también mucho más gratificante, es convertirnos en agentes del cambio.

Un ejemplo muy claro de esta actitud fue Steve Jobs, quien apostó por la calidad de su marca, Apple, en lugar de ir a rebufo de lo que hacían los demás: fabricar cada vez más barato y con peor calidad.



Al final, el tiempo le ha acabado dando la razón: los fabricantes de ordenadores económicos van de capa caída, mientras que la cultura Mac goza de una clientela fiel y creciente.

Jobs consiguió que muchos millones de almas abrazaran su concepto, porque sabía que era único, en lugar de adaptarse a corrientes poco perdurables. En una entrevista concedida a Inc Magazine, el fallecido fundador de la marca explicaba así su estrategia del camaleón a la inversa: “No puedes preguntarle a los consumidores qué quieren y luego pretender dárselo. En el tiempo que has estado fabricándolo, ellos querrán una cosa nueva”.


Este lema es válido para todos los frentes de nuestra vida. Hay que saber adaptarse, pero preservando aquello que nos hace únicos y aporta valor a los demás.

Las imagenes que ilustran esta entrada corresponden a la tienda de mobiliario artesanal FolKlore en Londres diseñada por Danielle Reid y su marido Rob

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