Happy Socks



La entrada de hoy nos ha traído a la memoria el recuerdo de un proveedor que, hace ya bastantes años, nos comentaba que cuando llegaba el fin de semana él se ponía calcetines rojos, porque así cada vez que miraba a sus pies y veía los calcetines se acordaba de que era festivo y eso le hacía “feliz”.
Y es que, a veces, ideas que a ojos de algunos pueden parecer “tonterías” si se saben enfocar bien pueden ser una muy buena forma de emprender y convertirse en tendencia que traspase fronteras.


Según cuentan Mikael Soderlindh y Viktor Tell, creadores de Happy Socks, la chispa para su marca surgió de una reunión de amigos después de un fin de semana tristón en la que, sin premeditación, todos se habían puesto algo de color en los pies para estar algo mas alegres: “calcetines felices”. A partir de ahí Viktor empezó a hacer algunos diseños que le gustaría ponerse.

La idea, brillante y sencilla: fabricar “los mejores calcetines del mundo”.Viktor, que trabajaba como director de arte, llevaba dándole vueltas desde hacia tiempo a la idea: los calcetines como moda. En tres semanas pusieron la idea en marcha convencidos de que iba a funcionar.


Una idea cuya base principal es el optimismo y cuyo objetivo principal es convertir algo cotidiano y esencial como es un calcetín en un objeto de deseo lleno de color y capaz de transmitir felicidad.

Esta firma sueca, que lleva en el mercado desde el año 2008, poco a poco se ha ido haciendo su hueco en la industria de calcetería y se ha convertido en una de las marcas más “trendy” de la actualidad. En 2011 vendieron siete millones de calcetines, y prevén duplicar la cifra este año. Sus productos se dividen en, por un lado, una colección principal de básicos que se presenta durante todo el año, y por otro, las diferentes colecciones de cada temporada. Actualmente se venden en más de 50 países y en España ya existen unos 200 puntos de venta donde podemos adquirir algunas de sus tendencias.


Las colecciones de calcetines que fabrica Happy Socks en Turquía se caracterizan por el material de primera calidad, las texturas y sobre todo por el diseño y los colores, dando lugar a un sinfín de combinaciones para cualquier ocasión, mentalidad y estilo. Se trata además de un producto unisex, pues creen que todo el mundo debe poder llevar cualquier calcetín que le guste. Los emprendedores de Silicon Valley los han convertido en un símbolo de otra forma, mas original y creativa, de hacer negocios.


Parte del secreto de su éxito radica en la colaboración con grandes diseñadores para sus creaciones y con fotógrafos y personajes famosos para sus campañas. Así por ejemplo han colaborado entre otros con el diseñador británico Giles Deacon (actualmente en la casa Húngaro), quien creo una edición limitada de siete pares de calcetines presentados en una caja especial, también diseñada por el modisto, para su venta en exclusiva en Colette durante la época navideña con fines benéficos ya que parte de los beneficios se destinaron a la fundación contra el SIDA presidida por el cantante Elton John.


También, para conmemorar el mundial de futbol de Sudáfrica, en colaboración con el diseñador Stephen Wong de la marca Wong Wong crearon una línea de calcetines inspirada en las banderas de las selecciones de fútbol que participaban en él.

Siguiendo la línea desenfadada de la marca en su pagina web se puede acceder también a su blog, en cuyas entradas explican sus experiencias en ferias, famosos que llevan sus calcetines y distintas maneras de llevarlos combinándolos con la indumentaria.

Las imágenes que acompañan esta entrada pertenecen a su tienda de Estocolmo que, aunque tiene algunos elementos destacables, no nos parece transmita la originalidad y los valores de la marca en su forma de presentar el producto.

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