"Para prosperar, las tiendas tienen que ser mucho más que un espacio para comprar cosas. Tienen que aprovechar los clientes a un nivel más profundo, el nivel de las ideas y sueños".
Esto, que hemos leído recientemente en un artículo titulado “Como los grandes almacenes de lujo se están reinventando” escrito por Amy Verner y Marina Strauss, enlaza perfectamente con los movimientos que se están produciendo en los grandes almacenes parisinos y que recogíamos en las imagenes de nuestras entradas “Ilusionarse” y “Vender es ilusionar”.
Según leíamos en ese artículo parece que esa es la tendencia que se está consolidando. Los grandes almacenes han perdido su sentido original, el de democratizar productos de consumo para una burguesía, que es la idea con la que nacen a mediados del siglo XIX, y en la actualidad se están convirtiendo en tiendas que reflejan un estilo de vida (Lifestyle) en la mayoría de los casos para las clases medias altas – altas.
Para atraer a este público surge un nuevo oficio dentro del sector del retail que todavía no tiene un nombre profesional definido, pero es la persona encargada de "contar historias" y "crear experiencias" para que los compradores acudan a estos establecimientos.
En el citado artículo se dice que "Los grandes almacenes hoy se dan cuenta de que su papel debe evolucionar". "Tienen que ofrecer otras cosas además de los productos, cosas con valor inmaterial. ... No queríamos que la gente viniese aquí sólo para comprar. Queríamos que el publico viniesen a descubrir.
Esto contrasta con lo que se decía no hace mucho tiempo. Cuando se hablaba de los grandes almacenes era de su futuro incierto. Según el Boston Consulting Group, de 2003 a 2010, en los EE.UU. el sector de los grandes almacenes se contrajo un 3,7 por ciento.
Muchos grandes almacenes, seamos sinceros, eran vistos ya como poco elegantes, pasados de moda y sin una idea clara de cuál era su público objetivo, querían contentar a todos y al final no contentaban a nadie. Un claro ejemplo lo tenemos aquí en nuestros únicos grandes almacenes, que en estas fechas, que suponen para ellos un tercio de sus ventas anuales, da un poco de pena ver lo huérfanos que se encuentran de clientes.
El artículo cita también a Emile Zola, al que nosotros también nos hemos referido en múltiples entradas. Fue él quien se refirió a los grandes almacenes como "la catedral de la empresa moderna."
Su novela de 1883 “Au Bonheur des Dames” (El Paraíso de las Damas) cuenta la historia de un comerciante llamado Octave Mouret, cuyos grandes almacenes son a la vez un lugar para ir de compras y también un lugar para leer, para ver arte, y para socializar con otras mujeres y con las familias. "La mujer vino a pasar sus horas de ocio en la tienda", escribe, "las horas emocionantes, inquietantes, que en el pasado se había pasado en el fondo de una capilla."
Zola se inspiró claramente en Le Bon Marché, considerado el primer gran almacén, y cuyo fundador fue Aristide Boucicaut, y cuya idea mas importante fue la de hacer compras en sí. El gran almacén, para bien o para mal, era un lugar donde se cruzaban el capitalismo y la identidad: Se ofrecía un sentido de lugar, una conexión con otros compradores, y dio un empujón a los grandes ideales de libertad y tiempo libre.
Este pensamiento se ve muy claro en París. En 1912, las Galerías Lafayette no sólo pusieron en marcha una tienda con cinco pisos, sino también un hito urbano con su cúpula de cristal neo-bizantino con 10 ventanas pintadas. Una autentica catedral de las compras. Hoy en día, la tienda atrae a más visitantes que la Torre Eiffel y el Louvre. Printemps, otro peso pesado francés impresionante, se estima que tiene 22 millones de visitantes al año.
"Esencialmente, [los grandes almacenes] son espacios a los que la gente no solo viene a comprar y consumir, sino también para mejorar su vida, a descubrir cosas, a vivir una experiencia - la moda, la arquitectura, el diseño - una completa mise-en-scene ", dice Guillaume Houze, el bisnieto del fundador de Galeries Layfayette y su director de imagen corporativa.
Las imagenes que ilustran esta entrada son de los almacenes Bon Marche en Paris que este año celebraron su 160 aniversario con una gran exposición conmemorativa, unos escaparates diseñados por la ilustradora Margane Satrapy y un corto protagonizado por Catherine Deneuve,
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