Esto es lo que lleva haciendo Samsung desde hace tres años en la primera tienda que ha montado en Nueva York. Una tienda en la que no se puede comprar ningún producto. Sólo se pueden probar. Y para hacerlo no ha escatimado nada. Alquiló un local de 900 metros cuadrados en medio de Manhattan y puso a disposición de los “clientes” todo tipo de equipos electrónicos funcionando como en casa.
¿El objetivo? Que sus “clientes” vean un programa de televisión cómodamente desde un sofá (como es lógico, en una tele de Samsung), que hagan una llamada de larga distancia desde un móvil Samsung o que puedan navegar por Internet y consultar su correo electrónico desde un portátil de la firma coreana… Samsung llamó a este local una “tienda de experimentación”. Un invento que tiene cierto paralelismo con lo que Sony hizo en algunos lugares del mundo con sus tiendas exclusivas. Aunque no es lo mismo, en la tienda Sony de Barcelona no se puede comprar, sólo conocer los equipos de la firma.
El caso es que ningún competidor comprendió este experimento carísimo de Samsung en el corazón de la capital americana. Tres años después, hasta los responsables del centro comercial en el que está ubicado lo ven como algo muy positivo. Tanto, que ya han abierto tiendas del mismo estilo a lo largo de Estados Unidos firmas como Motorola, Sony, Maytag o Verizón. Además, AT&T ha anunciado que va a abrir once tiendas parecidas. Eso sí. Parece que en estas tiendas de AT&T también venderán sus productos.
Y eso que el objetivo final de estas “tiendas de experimentación” no es vender. El objetivo es promocionar con la experiencia. Invertir para aumentar la clientela fiel. Poner en manos de sus clientes potenciales sus inventos y enseñarles a usarlos. El viejo truco que llevan años haciendo las empresas de software. Primero nos ponen gratis sus programas y, cuando nos hemos acostumbrado a usarlos, si queremos seguir con ellos, hay que pagarlos.
Ninguna empresa pretende dar duros a cuatro pesetas. El objetivo final es vender y conseguir beneficio. Y, ¿porqué no? Este puede ser un buen camino. Es verdad que los usuarios de tecnología siempre buscamos el precio más barato a la hora de comprar, pero, muchas veces nos resulta complicado elegir las prestaciones que buscamos en esos hipermercados donde te venden cajas de electrónica. En sitios del tipo Media Markt en los que vemos una hilera de equipos DVD y no estamos seguros de cual va a ajustarse mejor a nuestras necesidades porque no podemos probar ninguno cómodamente.
En las tiendas de Maytag de Estados Unidos, por ejemplo, se pueden hacer galletas en un horno, lavar una camiseta en la lavadora o secar nuestra colada recién lavada en una secadora. En las nuevos establecimientos de AT&T, los dependientes enseñarán a los clientes a imprimir unas fotos hechas desde el teléfono móvil o ayudarán a los clientes a descargarse un videojuego…
En realidad no es algo absolutamente nuevo. Más bien es como volver al pasado cuando en las tiendas se tomaban la molestia de perder su tiempo para venderte algo. Se montaban un teatrillo, te lo enseñaban, lo probabas y, cuando estabas convencido de que no ibas a encontrar otro producto mejor, lo comprabas.
Vía - The New York Times
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