Buscar la belleza



“Buscad la belleza, porque es la única protesta en este asqueroso mundo que merece la pena”. Así terminaba Ramón Trecet su programa de radio en Radio 3 hace muchos años. Me remonto a nuestra juventud y eso delata la edad que tenemos.


Siempre me he sentido identificado con esta frase, y ha influido para bien y para mal en mi vida tanto en la personal como en la profesional. Nada tiene sentido sin ella y el dinero que tenemos no sirve nada más que para estar inmersos en ella en todos los sentidos, dentro de las posibilidades de cada uno, claro. Pero ¿qué es la belleza?



Según el diccionario, belleza es una noción abstracta ligada a numerosos aspectos de la existencia humana. La belleza se define como la característica de una cosa que a través de una experiencia sensorial (percepción) procura una sensación de placer o un sentimiento de satisfacción

En este sentido, la belleza proviene de manifestaciones tales como la forma, el aspecto visual, el movimiento y el sonido, aunque también se la asocia, en menor medida, a los sabores y los olores.



La percepción de la «belleza» a menudo implica la interpretación de alguna entidad que está en equilibrio y armonía con la naturaleza, y puede conducir a sentimientos de atracción y bienestar emocional.

Naturalmente la belleza es subjetiva, depende de cada persona y sus circunstancias culturales, económicas, etc. Incluso hay estudios de lo que es bello por culturas y por clases sociales.



Nuestra forma de entender la belleza, nada tiene que ver con la de otros, es propia y va evolucionando poco a poco según conocemos diferentes aspectos culturales, vivencias y modas.

Esta inclinación por la belleza que parece una virtud, puede llevar también a una esclavitud, ya que puede no entenderse el mundo sin ella, y por ello intentar llevarla a todos los ámbitos de la vida. Naturalmente como ya hemos dicho la belleza es subjetiva y lo que es bello para uno puede no serlo para los demás.



Puede convertirse en una pesada carga, que lleva a no entender que otros no sientan aprecio por las cosas bien hechas, que no sientan amor por lo que hacen, que no presten atención a como visten, a lo que compran, etc. recientemente hablábamos de la serie The Paradise, y en uno de sus capítulos los dos protagonistas, Denise y Moray, comentan “Lo que tenemos que sufrir los perfeccionistas” al encontrarse delante de un escaparate y observar las deficiencias en la colocación del mismo.



La extrema sensibilidad ante ella puede ocasionar incluso episodios de enfermedad. De todos es conocido el síndrome de Stendhal, referente de la reacción romántica ante la acumulación de belleza y la exuberancia del goce artístico.



La belleza se puede plasmar de muchas maneras, y el espacio que nos rodea es una de ellas. Para los que nos dedicamos a la realización o adaptación de espacios para el disfrute de otros, a dotarlos de funcionalidad y también de belleza, por qué no decirlo, es de suma importancia saber si hemos acertado o no en nuestras propuestas, y eso quien mejor lo juzga es el tiempo. Nadie mejor que él para saber si acertamos o no en su momento, si tras su paso nuestro trabajo sigue pareciendo bonito y actual quiere decir que no fallamos. Una cosa diferente es ponerlo “a la moda”, y que al cabo de un año o dos haya perdido su vigencia.



Por eso en cuestiones de belleza hay que olvidarse un poco de las modas (lo que hoy lo está, mañana no) y más si hablamos de espacios, cuya renovación no puede ser constante debido al importante costo que tiene esta acción.

El precio no determina lo que es bello y lo que no, suele ser la novedad o la excepcionalidad lo que determina el precio. Se pueden encontrar muchos objetos, materiales, etc. de uso cotidiano que son bellos y económicos, pero a los que estamos tan acostumbrados que no les prestamos mucha atención.




No es raro que los profesionales nos encontremos con proyectos en los que tenemos que luchar por mantener detalles y elementos a los que otras personas, incluso sus propietarios, no dan importancia, pero que para nosotros determinan la diferencia que lo convierte en extraordinario.



Nuestra lucha por la belleza continúa día a día, y esperamos no perder la batalla en este panorama difícil en que nos encontramos.

Las imagenes que ilustran esta entrada corresponden a la reciente tienda que la firma Chloe ha abierto en Saint Honore en Paris. segun nuestro gusto un espacio bello donde debe dar gusto perderse. o como decia la protagonista de Desayuno con diamantes referente a Tiffany's "Un lugar donde nada malo te puede pasar".

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