Restaurante Tickets


La entrada de hoy nos fue sugerida en nuestro Tweeter por Borja Rivero del blog Luz de Mercurio quien nos dirigía a una entrada del blog Del tirador a la ciudad de Anatxu Zabalbeascoa en la que hacia referencia a Tickets, el nuevo restaurante que bajo el liderazgo de Ferra Adriá
ha abierto sus puertas en la ciudad condal. La apertura se ha ido retrasando desde principios de 2011 pero el primero de marzo por fin se hizo realidad.


Por lo visto el famoso cocinero pidió dos cosas al arquitecto Oliver Franz Schmidt que formara un equipo joven, multidisciplinar y lo suficientemente loco para afrontar la tarea de idear dos locales singulares y que ninguno de los miembros de ese equipo siguiera los dictados del minimalismo. Parece que Adriá quería un escenario kitsch para acercarse al gran público y lo ha conseguido.

El “Equipo Creativo” (así los llamaba Adriá y así decidió el grupo de proyectistas bautizar su trabajo conjunto) quedo compuesto finalmente por el propio Franz-Scmidt, la arquitecta escenógrafa Natali Canas y el grafista Dani Rubio, que idearon los locales para los dos nuevos conceptos gastronómicos de los hermanos Adriá, asociados para la ocasión con los hermanos Iglesias, dueños de Rías de Galicia, legendaria marisquería en el Paralelo barcelonés.


El Tickets es un local donde se sirven tapas y los proyectistas dicen que Adriá asociaba el tapeo a la juerga, a la sorpresa, a la novedad y a la variedad, así que para dotar al local de esa variedad se decidieron por una propuesta temática, dividiendo el local no físicamente pero si espacialmente gracias a diferentes “ambientaciones”. El bar de tapas quedó organizado en seis zonas y cada una de sus barras o quioscos corresponde a un “concepto gastronómico” diferente: marisco, montaditos, hamburguesas, margaritas... Y el interiorismo le da la réplica visual: del fondo del mar a una playa, la feria o la vida nocturna. Como dato señalar que la firma Flores Valles ha instalado el equivalente a las cocinas de tres restaurantes.


El resultado final es un local de excesos, colorido, visualmente ruidoso, informal y barroco, cuya seña de identidad seria la mezcla y al que la arquitecta Natali Canas define como “canalla”.

Los ventanales son vitrinas en las que se explica la historia de las tapas o las tapas del mundo a los transeúntes que se paren a mirar el bar desde el otro lado del cristal. Una vez dentro la intención de los propietarios es que un cliente pueda regresar varias veces y tener en cada una de ellas una experiencia distinta sin salir del mismo local. Y para los que sí quieran cambiar de local, anexa al restaurante se encuentra la coctelería 41º, inaugurada mes y medio antes.


El éxito ha sido tal que ya tienen reservas a tres meses vista. Son más de 4.000 peticiones si se suman las de la coctelería. Sólo atienden por Internet, así se garantiza un trato igualitario a todos los clientes (no hay nada más insobornable que la reserva on-line). ¿Y el teléfono? Según dicen, tuvieron retirarlo de la web porque no paraba de sonar.

Queda el consuelo de tomar algo sin esperar meses en una barra a pie de calle. Pero para los que tengan la suerte reconseguir mesa y por un precio medio entre los 50 y los 80 euros por cabeza, la locura también en el plato, propuestas bullinianas y recetas de siempre -«demostramos que pueden convivir modernidad y tradición», dice Albert Adrià-, pero todas divertidas, como el ambiente, la decoración, la ropa del personal, la música, y los escaparates, parecidos a una tienda de moda.


La expectación es tal que han abierto un local en la calle Tamarit, frente al Tickets, donde venden productos relacionados con el restaurante y la coctelería. Allí se podrá adquirir, por ejemplo, la ropa que visten los camareros de la cabeza a los pies: delantales, camisas, incluso las bambas (No sabemos si la chaquetilla del portero, dotada hasta de calefacción para que el muchacho no pase frío, tiene también una versión a la venta). Irán cambiando de vestuario cada medio año para surtir de género a la tienda.


Particularmente nosotros no terminamos de encontrarle la “gracia” al conjunto, en lo que a su estética se refiere, aunque algunas de las soluciones adopatadas nos parecen interesantes (las tapas no las hemos probado y por lo que se ve nos costara hacerlo); quiza nuestro gusto en interiorismo de este tipo de locales se inclina más por ambientes como el de El mordisco o el Fishop ambos en Barcelona y que os mostramos hace unos días.


2 comentarios:

  1. Desde luego el concepto es muy interesante, de todas formas coincido con vosotros: no me termina de convencer. Para mí es quizá demasiado "chillón" todo, muy ruidoso.
    Gracias por al referencia. Es un placer seguiros.

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  2. luz de mercurio, como dices el concepto en si es muy interesante pero el "batiburrillo" decorativo le quita protagonismo a una idea clara que es lo que tendria que transmitir

    El placer es nuestro por contar con vosotros que nos seguis.

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