El Vientre de Paris - Emile Zola I




Por el interés que nos parecía podía tener para todos aquellos que de una u otra manera nos dedicamos al comercio, hace ya tiempo dedicamos varias entradas a comentar ampliamente el libro “El Paraíso de las Damas” de Emile Zola, en el que a través de su relato explicaba de una manera muy grafica la evolución del moderno comercio y el gran almacén.



Por los mismos motivos, a partir de hoy vamos a comentar en otra sucesión de entradas otro de los libros del mismo autor que refleja también otro tipo de comercio como es el del mercado de abastos en el Paris de finales del siglo XIX gracias a la construcción del gran mercado de les Halles. Ambos, el gran almacén y el mercado de abastos articulan gran parte de cualquier ciudad, sea esta antigua, medieval o moderna.



En toda ciudad tiene importancia el mercado como espacio de intercambio y como zona de encuentro entre los "productos naturales", procedentes del campo, y su transformación y elaboración al gusto del habitante urbano. El mercado conforma un espacio destacado, pues se diseña y concibe como un "paraíso de la abundancia", un "crisol de sentidos" que contrasta brutalmente con la ausencia de colores, olores y sabores de los elementos propiamente urbanos.



Esta importancia es la que refleja Zola en su novela al describir la vida en el recientemente inaugurado Mercado de Les Halles de Paris, una revolución para la época, pues reúne en un mismo espacio varios mercados diferentes, que hasta entonces se situaban al aire libre con los inconvenientes que ello tenía, en un edificio que es posible gracias a los nuevos inventos de la época, como una arquitectura en hierro y cristal y que tiene sus antecedentes en el pabellón de cristal de la exposición de Londres de 1851, gracias a la intervención de Joseph Paxton constructor de invernaderos, el pabellón de Nueva York de 1853 , Munich 1854 y el pabellón de cristal de 1855 en París para la primera exposición universal francesa.



Todo el suministro alimentario de la capital salía de este lugar mítico. Cada noche, el barrio era aún más vivo que de día. En cada calle había muchos mayoristas de pescado, carne y hortalizas que vendían sus cajas a las tiendas de alimentación de barrio y a los restaurantes. Hasta que en los años sesenta del pasado siglo XX se vuelve tan molesto e incomodo para la ciudad, - pues con el crecimiento de la misma su situación se vuelve muy céntrica y su tamaño aunque muy grande, pequeño para las necesidades actuales -, que se decide crear el nuevo mercado de Rungis, a las afueras de la ciudad, y se procede a su demolición. En su lugar hoy se levanta un gran centro comercial que mantiene su nombre.



El argumento sucinto de la novela es el siguiente:

Lisa y Quenu, laboriosos y sensatos, se han labrado una pequeña posición gracias a una vida dedicada al trabajo, donde ningún desmán tiene cabida. A ese pequeño paraíso burgués llega una mañana Florent, el hermano de Quenu, idealista que se vio implicado en defensa de los ideales Republicanos y en contra de Napoleón III, y que en las revueltas que se produjeron fue capturado y deportado a la isla de Cayena.



Por diversas circunstancias le ofrecen el trabajo de sustituto de inspector del mercado, a pesar de sus tibios esfuerzos y los consejos de su hermano, no logra encajar en la sociedad del Mercado. Infeliz con su trabajo y con la sociedad parisina, desea promover una nueva revolución.



Febrilmente y con algunos compañeros de café, empieza a elaborar un plan que derribe al gobierno, mientras se siente cada vez más asqueado con ese Mercado Central cuya abundancia es para él un símbolo del apoyo de la burguesía bien alimentada al Emperador.



Sin embargo, la sociedad del Mercado desprecia igualmente a ese supervisor delgado y macilento, que se opone a la opulencia general.Pero especialmente es Lisa, su cuñada, quien se opone a la irrupción de su cuñado en su pacífica vida familiar. Florent será la víctima sacrificada a ese anhelo cuando Lisa no dude en denunciar las labores de conspirador y permita su detención como un mal necesario que le permitirá retomar su vida metódica.

Las imagenes que ilustran esta entrada pertenece al mencionado y desaparecido Mercado de "Les Halles" en Paris.

2 comentarios:

  1. Mira que he leido mucho Zola, pero creo que no El vientre de Paris. Ahora que estoy en crisis novelistica, no seria mala cosa.

    Yo creo que la demolicion del mercado y, sobre todo, la construccion del Forum Les Halles, es el mayor error (desastre) urbanistico de la historia de Paris, ciudad que ha sabido conservarse como ninguna otra. Lo que hay ahora es inenarrable de lo espantoso. Se inauguro poco antes de que yo me fuese a vivir alla (en 1986) y ya estaba degradado desde el primer momento.

    Pero me espero a la siguiente entrega para seguir comentando.

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  2. Ardilla, nunca esta de más leer o releer a los clásicos, aunque personalmente este libro nos ha gustado menos que "El Paraiso de las Damas".

    Como dices, París es una de las ciudades, si no la que mas y mejor a sabido conservarse y a la vez evolucionar con el tiempo, pero suponemos que también se habran cometido errores y se habrán hecho barbaridades, como en este caso, aceptable en su dia y excesivamente degradado en la actualidad.

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