En Restauración, lo Importante es la Comida




Estas son fechas de celebraciones y como es tradición, a pesar de la crisis, son muchos los amigos, compañeros de trabajo etc. que se reúnen para comer o cenar por lo que muchos restaurantes hacen estas fechas eso que popularmente se llama “el agosto” y es difícil encontrar mesa disponible en los mejores, los más populares, o los  más “de moda”.



Como nosotros en este blog solemos recoger también las novedades en ese sector en ocasiones amigos o conocidos nos piden que les recomendemos alguno. Recientemente para una comida sugerimos a unos amigos Casa Mono, del que hemos hablado aquí y al que hemos acudido en varias ocasiones, porque nos parecía interesante a nivel de interiorismo y aceptable la relación calidad precio, aunque ya les advertimos que en ocasiones el servicio dejaba que desear y probablemente en estas fechas pudiera ocurrir igual. Lo triste ha sido que su visita resultó mucho peor.



Según nos contaron, consiguieron reserva tras varios intentos, lo que en el fondo les gustó pues pensaron  que dada la demanda, sería una buena opción. Llegaron al restaurante a la hora acordada, les acomodaron y les ofrecieron la carta, pero a partir de ese momento empezaron a torcerse las cosas: tardaron una eternidad en tomar la comanda. De primero pidieron unos langostinos adobados con kikos al curry, y de segundo bacalao confitado y presa de Iberico. Según nos comentaron los langostinos eran 6 Uds. y los kikos no se encontraban, pero lo peor fueron los segundos: el bacalao no había sido descongelado por completo por lo que el interior estaba sin hacer y desprendía todavía agua y la presa estaba dura como la suela de un zapato. La indignación fue tal que devolvieron los platos a la cocina.



Por tal despropósito más 4 copas de vino les cobraron más de 30€ por persona, lo que no les pareció nada bien, claro (ni a ellos, ni a nosotros). Muy decepcionado nos comentaron que cuando vas a un sitio así de “puesto” y con esos precios, no esperas lujos, pero si desde luego mejor calidad y servicio. Como nos decían, por ese precio hay muchos sitios más modestos y con menos pretensiones llevados por buenos profesionales (que generalmente también son sus dueños) que ofrecen una atención y una calidad muy superior, en algunos caso incluso excepcional.



Salvo excepciones, o cuando se trata de celebraciones especiales, el público en general para estas o parecidas ocasiones buscamos una buena relación calidad precio de ahí el éxito de, por ejemplo, el grupo de restauración Andilana, propietarios entre otros de restaurantes como Bazar, La Gloria de Montera, La Finca de Susana, Public... en Madrid, que llevan el sello del mismo interiorista Lazaro Rosa Violan, que han reinventado el termino casa de comidas con casi mejor calidad que el citado anteriormente y a un precio bastante más ajustado.



Otro ejemplo de desatino, aunque aquí debido al cambio de propietario, nos ocurrió a nosotros personalmente no hace mucho. Quedamos con unos amigos a cenar de improviso a mitad de semana, y decidimos ir al Restaurante Maricastaña, pero al estar completo recurrimos a otro establecimiento que nos gustaba mucho y que hemos recomendado en muchas ocasiones: Bistro Le Patron, del que también, y tan bien, hablamos aquí en su día. La sorpresa fue encontrárnoslo vacío. Tras la velada comprendimos el porqué: el dueño anterior, al que conocíamos personalmente, lo había traspasado a un compatriota y desde entonces la cosa ha ido de mal en peor. Aunque ha mantenido su agradable aspecto casi intacto, la nueva propiedad ha eliminado y variado de la carta algunos de sus platos más emblemáticos y los precios han subido sobremanera; con ello ha conseguido pasar de un local de éxito donde era dificil encontrar una mesa, a uno semivacío que no sabemos cuánto durara abierto, ya que incluso clientes habituales como éramos nosotros nos propusimos no volver.



Y es que algunos empresarios o grupos de restauración deben de creer que con un buen interiorismo impactante está todo hecho y no es así. Es una de las bazas del negocio, pero si la comida y la atención no son buenas por si solo eso no sirve de nada. Los profesionales del interiorismo podemos ayudar a que un negocio atraiga al público y venda mejor, pero no se puede basar el negocio solo en eso, el resto tiene que estar a la altura.



Ya lo dice el slogan de una famosa cadena de comida rápida, que parece lo tienen más claro que ellos, “lo importante no es que vengas, es que vuelvas”.



Las imágenes que ilustran esta entrada corresponden al restaurante Ateneo, situado en el Ateneo Científico, Literario y Artístico de Madrid de la Calle del Prado, con entrada directamente desde la calle Santa Catalina. Perteneciente con anterioridad al grupo La Alpargatería y decorado en su momento por el afamado Lázaro Rosa Violan, ahora ha sido puesto al día bajo la dirección del grupo Casa Mono por el mismo interiorista, propietario también del restaurante Martinete en la Plaza del Marqués de Salamanca.

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