V. M., que trabaja unas nueve horas diarias, siente que estas condiciones atentan contra su salud física y mental. "A las cuatro o cinco horas empiezo a sentir la vista cansada, lo que a veces deriva en falta de concentración; dolores de cabeza, nervios y estrés, sobre todo por no tener más remedio que seguir sentado delante del ordenador en medio de un ambiente triste, aburrido y gris", lamenta este profesional.
Su situación también es la realidad de millones de trabajadores, y se debe a que "la cultura empresarial española ha ignorado una verdad fundamental: el espacio de trabajo influye notablemente en el bienestar de las personas y, por ende, en su rendimiento profesional",
Debido a la necesidad de mejorar las condiciones laborales para atraer, retener y comprometer a los profesionales con más talento, "cada vez más compañías, sobre todo las que se atreven a ser innovadoras y humanistas, están apostando por crear espacios laborales que generen energía y promuevan que la profesión se viva con alegría, entusiasmo y buen rollo".
Debido a la necesidad de mejorar las condiciones laborales para atraer, retener y comprometer a los profesionales con más talento, "cada vez más compañías, sobre todo las que se atreven a ser innovadoras y humanistas, están apostando por crear espacios laborales que generen energía y promuevan que la profesión se viva con alegría, entusiasmo y buen rollo".
No en vano, "mejorar la productividad no requiere alargar la jornada laboral, sino hacer que ésta pase de la forma más agradable posible", añade. "Las personas queremos pertenecer al lugar donde pasamos tantas horas al día y, para conseguirlo, éste tiene que ser inspirador, estimular nuestra parte creativa y que nos permita sentirnos como en nuestra propia casa",
"Para conseguir que el espacio laboral sea salubre, digno e inspirador lo primero, y quizás lo más difícil, es reconocer que ahora mismo no lo es", en segundo lugar, "la empresa puede reflexionar sobre los beneficios de reorganizar su espacio, un cambio que se lleva a cabo por fases, para no impedir la actividad laboral".
"Para conseguir que el espacio laboral sea salubre, digno e inspirador lo primero, y quizás lo más difícil, es reconocer que ahora mismo no lo es", en segundo lugar, "la empresa puede reflexionar sobre los beneficios de reorganizar su espacio, un cambio que se lleva a cabo por fases, para no impedir la actividad laboral".
En caso de traslado de sede o de la creación de una nueva empresa, hay que tener en cuenta desde el inicio que es el espacio el que se debe adecuar a las personas y no a la inversa". La inversión media por metro cuadrado suele oscilar entre los 400 y los 500 euros.
Además de mejorar la calidad de vida de los profesionales, estas inversiones suelen recortar costes a medio plazo. Según un estudio de 3G Office, el lugar de trabajo tradicional asignado a cada empleado tan sólo se utiliza el 50% del tiempo; el resto se va en reuniones con compañeros o con clientes y, en ocasiones, en viajes institucionales. Y el coste laboral por empleado (en materia de alquiler, consumo de energía, limpieza, mantenimiento, etcétera) es de 8.000 euros al año, un gasto directamente proporcional al espacio que una empresa ocupa. "De ahí la necesidad de reflexionar sobre cómo organizarlo todo mejor, promoviendo espacios más flexibles, diáfanos y luminosos, que inciden positivamente en la productividad y pueden reducir hasta un 20% del gasto por empleado".
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