Decoracción 2013

Por cuarto año consecutivo este pasado fin de semana se ha celebrado en Madrid Decoracción, una feria – evento promovida por el Ayuntamiento de Madrid y la revista Nuevo Estilo para “sacar la decoración a la calle” de la que ya nos hemos hecho eco en anteriores ediciones.



En esta ocasión dicen sus promotores: se quiere incorporar el diseño más fresco, la recuperación de los artesanos y la lección de interiorismo aplicado a espacios públicos, como es DecoMer.



Si en las anteriores ediciones los dos pilares fundamentales de la feria eran el Mercadillo de Anticuarios de las calles Cervantes y Quevedo y las Instalaciones de Calle y Escaparates de algunos locales realizados por algunos cabezas del interiorismo patrio en esta ocasión la oferta se ha ampliado añadiendo una nueva zona de mercadillo de anticuarios en la calle San Pedro (en la trasera del Caixaforum), el llamado Espacio Pop Up Deco, quizá de lo más interesante, donde se exhibía mayoritariamente el trabajo de jóvenes artesanos y empresas, ubicado en el Impact Hub Madrid, un local situado en la confluencia de las calles Alameda y San Blas.

Y el plato fuerte y la apuesta más novedosa de este Decoracción 2013, ha sido el denominado DecoMer, en la antigua Serrería Belga, hoy convertida en el centro de artes audiovisuales Medialab Prado, que acogía siete microrestaurantes montados para la ocasión por sendos interioristas para disfrutar de la cocina y la decoración: Aldaba, decorado por Isabel López Vilalta; Boca Grande, decorado por Lázaro Rosa-Violán; Diez y Medio, decorado por Alternativa; El Barril, decorado por Carlos Mayoral; Lateral, decorado por Arquitectos San Lorenzo 8; The Cask, en Radisson Blu Hotel Madrid Prado, decorado por Diego Rodríguez; Ochenta Grados, decorado por Bárbara Bogas



Para nosotros, y quizá porque el año pasado quedo deslucida a causa del mal tiempo y la lluvia, esta feria ha perdido parte de sus señas de entidad, entre ellas esas intervenciones en locales que antes mencionábamos y en las que se podía apreciar el sello y buen hacer de algunos de nuestros más reconocidos profesionales. Este año hemos encontrado muchas menos y las que había (excepto alguna excepción) eran de una categoría mucho menor que las de anteriores ediciones.



Por nuestra parte, la auténtica sorpresa nos la llevamos al ver en la calle Lope de Vega una pieza de mobiliario de los diseñadores Ciszak Dalmas (responsables de la imagen de Max& CO) que actuaba como reclamos de la exposición que mostraban en un piso de la segunda planta del inmueble a cuya entrada se encontraba y que resulto ser la propia vivienda de Dalmas, con el que mantuvimos una breve pero muy internaste conversación sobre alguno de sus diseños.



La vivienda, de reciente adquisición y por tanto vacía, había sido despojada de todo lo acumulado durante años y se encontraba en ese momento como debió de ser cuando se construyó, tan solo unas finas líneas a modo de marcos encuadraban las paredes y el techo, y algunos restos del hidráulico original y la tarima del suelo recordaban su pasado. Según nos contó el propio diseñador, estaba dejando que el piso respirara y le pidiera que hacer con él, mientras tanto en algunas estancias algunas obras de los diseñadores dialogaban con el espacio vacío y los restos del pasado ayudándonos a entender quizá la esencia de su trabajo.